La obsolescencia programada, también conocida como obsolescencia planificada, significa reducir la vida útil de un producto para aumentar el consumo de versiones más recientes.
La determinación de la vida útil de un producto o servicio es planeada por la empresa o fabricante con el objetivo de aumentar la demanda, al estimular a los consumidores a comprar nuevos productos con nueva tecnología y desempeños en sus funciones. Generalmente, el usuario desea poseer la última versión de los aparatos electrónicos como Apple, Samsung, etc., para disfrutar de sus nuevas invenciones en relación al anterior modelo.
La obsolescencia programada consiste en desechar los productos viejos o que ya no funcionan a un vertedero de basura, logrando un impacto visual, ambiental y de salud de los habitantes, ya que los dispositivos están elaborados con productos químicos de altos niveles tóxicos y muy perjudiciales para la salud. Es por ello, el llamado a las grandes empresas para el uso del reciclaje de los desechos electrónicos y la eliminación de la obsolescencia programada.
¿Qué se está haciendo en el mundo para eliminarla?
Francia ha abierto el camino y encabeza la lucha contra la obsolescencia programada, pero además, desde la Unión Europea, una directiva aprobada hace dos años obliga al resto de países a adaptar su normativa para acabar con esta práctica. ¿Qué hay de España? ¿La trasposición está en camino o es una misión imposible?
El pasado octubre, sindicatos y organizaciones medioambientales presentaron ante el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente una serie de propuestas para incluir en el Real Decreto que deberá aprobarse a lo largo de este año, como dicta la Directiva 2012/19 de la Unión Europea sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos.
Entre las propuestas presentadas, destaca la prohibición de la obsolescencia programada y fomentar la reparación de los dispositivos electrónicos, ya que poner trabas al arreglo es otra artimaña que usan las empresas para sentenciar la muerte de un producto. Así lo explica Laura Rubio, portavoz de la Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria, una de las organizaciones que participaron en la elaboración del documento remitido al Gobierno.
¿Cuál es mi opinión respecto del tema?
Mi opinión sobre el tema es que tenemos que acabar con esto ya que esto está convirtiendo al mundo en consumista y estamos desechando lo que sirve por algo más reciente simplemente para estar con un nuevo objeto según mi opinión ya hay que parar con esto y empezar a reciclar más y no botar lo que no es basura.